Pájaro sin ni siquiera mirar continuó su vuelo hacia el árbol ubicado justo en él centro del lago circunferencial. Aquel árbol frondoso, enorme, de tallo firme y con gran corteza, de hojas tan verdes como el mar de Venus; sus ramas se extendían a lo ancho y alto del espacio con suficiente fuerza para soportar sobre ellos el castillo del Sultán.
Decidió detenerse un momento para observar el paisaje que lo tenía totalmente asombrado, nunca había estado rodeado de tanta belleza; recordó lo que dijo Palmera y Perro, se sintió confundido y no quiso emprender el vuelo hasta después de un rato.
El árbol estaba muy cerca de él y parecía sonreírle con sus grandes ramas; pájaro emprendió el vuelo a esa rama alta que se meneaba en una dulce danza y al llegar allí dio un par de rondas al árbol y se posó sobre la rama. Sintió en sus pequeños dedos como si el árbol se adentraba en él y lo poseía, sus plumas vibraban al son de una canción que se escuchaba a lo lejos en las cercanías del castillo, sentía que gemía su interior con el sonar de los tambores y que sus ojos le permitían ver más de lo acostumbrado, sintió que se hinchaban y se agrandaban al igual que su cuerpo; vio la rama del árbol cada vez más pequeña que sus patas hasta que posterior a un traquido se fracturara y provocará que pájaros se viera obligado a abrir sus alas para suspenderse en el aire y batirlas para el vuelo...
Se pregunto a si mismo:
- Por qué hice caso a Perro? Para qué quería traerme acá?
Al batir sus alas se produjo un viento tan fuerte que se movieron arboles, aguas y prados que rodeaban el castillo del Sultán. Mientras se elevaba se dio cuenta de que tan diminutas eran las ciudades y sus arboles, para el posarse sobre ellos. voló mas alto y a mayor velocidad en busca de un lugar para descansar, voló un par de horas y llego a la Luna; puso sus enormes patas sobre la arena y se sentó a descansar un poco, tenia hambre, pensó en buscar comida pero lo venció el cansancio y quedo sumido en un sueño profundo.
Continuará...